"El conocimiento del pasado nos sirve para comprender mejor nuestro presente". Blog personal que busca referirse sobre la actualidad de la disciplina histórica como asi tambien de divulgación histórica sobre acontecimientos, hechos y personajes de la historia argentina y del mundo, a lo largo de los siglos.

¿Hacemos tabla rasa del pasado? - Jean Chesneaux

Capítulo1

1-¿Cómo y por qué reformula el autor la idea de que “el pasado manda al presente”?

Chesneaux reformula la idea de que el pasado manda al presente explicando que el pasado es el producto y tejido fundamental de la memoria colectiva, y que tiene sentido en relación con lo que significa para nosotros, porque hay una relación activa de carácter colectivo con el pasado. En esta relación se prioriza el presente, y el conocimiento del pasado es necesario en función del porvenir, puesto que a partir de él se puede comprender mejor la sociedad presente y en base a ello cambiarla. (Por eso, el pasado es el punto de referencia que permitiría criticar el presente y definir para el porvenir la exigencia de una sociedad cualitativamente distinta.)
De esta manera, Chesneaux se opone a la pretensión de los historiadores profesionales, que pretenden acaparar el pasado en el marco del profesionalismo, cuando en realidad para el autor su trabajo forma parte de la relación colectiva con el pasado tan sólo como un aspecto particular, dependiente de su contexto social y la ideología dominante. De manera que ante la coacción y la necesidad que encarna este conocimiento activo, Chesneaux propone hacer tabla rasa y dar a la historia y al conocimiento histórico una definición más colectiva y menos especializada y técnica, en la que el pasado acaparado por los historiadores especializados ya no esté en el puesto de mando dando lecciones y juzgando, encarnado por la versión oficial del pasado, conforme con los intereses del poder.

2-¿Cuál es la postura de Chesneaux frente a la objetividad histórica? ¿En qué campo se sitúa el saber histórico?

Chesneaux considera que no es posible la objetividad histórica, puesto que el conocimiento del pasado es un factor activo del movimiento de la sociedad con un compromiso concreto y que tiene que ir a dar una práctica social. De manera que no es neutral, puesto que penetra y se ventila en las luchas políticas e ideológicas: es una zona de disputa que interviene en la lucha de clases, al servicio del conservadorismo social o al servicio de las luchas sociales.
El saber histórico se sitúa sobre la base de la relación colectiva y activa con el pasado, con lo cual se invierte radicalmente la relación presente-pasado, puesto que de esta manera, no es el pasado el que manda ni el que da lecciones, sino que se produce la primacía del presente, que plantea los problemas y las amenazas. Sin embargo, el presente requiere al pasado en relación con el futuro, para no sólo poder “vivir el presente”, como afirmaba Lucien Febvre, sino también cambiarlo en el marco de as luchas establecidas. De esta manera, la relación activa con el pasado tiene un carácter operatorio, y la memoria colectiva, la apelación a la historia, actúan en última instancia con respecto al futuro.


3-¿Cuál es para Chesneaux la trama de la historia?

La trama de la historia es, según Chesneaux, la relación dialéctica entre el pasado y futuro, hecha a la vez de continuidad y de ruptura, de cohesión y de lucha.
Para sostener esto Chesneaux alude a Mao quien sostiene que “la historia de la humanidad es un movimiento constante del reino de la necesidad hacia el reino de la libertad. En una sociedad donde subsisten las clases, la lucha de clases no puede tener fin. Y la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre lo verdadero y lo falso, se proseguirá indefinidamente en la sociedad sin clases [… La función última del saber histórico es pues] hacer un balance de las experiencias de la humanidad, en materia de descubrimientos, en materia de invención, en materia de creación, en materia de progreso”.

4-¿Cuáles son para el autor las “falsas evidencias del discurso histórico”?

Para el autor las falsas evidencias del discurso histórico son:

-El intelectualismo: Corresponde a la consideración del conocimiento intelectual del pasado como un objeto válido por sí mismo, independientemente de la vida social concreta. Para sostener esto los historiadores construyeron una distinción entre la historia que se hace, que correspondería a las cuestiones de los “políticos” (la que se escribe con la intervención, en algunas ocasiones, de las masas populares), y entre la historia que se escribe, que estaría bajo el mando de los historiadores. Estos tomaron al intelectualismo como algo natural, a tal punto que se arraigó entre ellos, y asimismo, las masas se han acostumbraron a él.

-El objetivismo apolítico: Chesneaux considera la historia tiene un papel en la vida política y social, y que no se puede realizar una división entre “profesión” (los temas de estudio de los historiadores y la forma en que son llevados) y sociedad.
Por esto critica a la frase que Fénelon escribió en el siglo XVIII en su Leerte à l´ Académie, “ el buen historiador no es de ninguna época ni de ningún país”, y la frase de Paul Veyne escrita en 1968 en la Enciclopedia Universales, que pretende construir la base de los intelectuales franceses del siglo XX: “ Un historiador serio, es decir, desinteresado, no se interesa en la historia de Francia por ser francés, se interesa por amor a la historia”.

-El profesionalismo: Implica considerar de manera elitista que la historia, el conocimiento del pasado, depende de las calificaciones técnicas, la habilidad y el oficio, con lo cual el saber histórico se elaboraría aislado, en los círculos de la investigación especializada, para luego ir descendiendo de a poco de nivel en nivel y de este modo degradándose.
El autor sostiene que los historiadores discuten los problemas que surgen del profesionalismo, como si es necesaria la división del trabajo para conocer el pasado o si es posible cuestionar el profesionalismo del historiador y simultáneamente poder conservar la exigencia de rigor científico, en el interior de su mundo corporativo y privilegiado, considerando como naturales a los privilegios corporativos.
Chesneaux considera que, al contrario, es necesario partir del lugar global y del papel del pasado en las sociedades divididas y desgarradas por contradicciones sociales, y solo en ese momento pueden abordarse los problemas técnicos propios del saber histórico.

5- ¿Qué críticas hace el autor a las dos corrientes históricas contemporáneas más ascendentes en Francia? 

Chesneaux sostiene que la producción histórica se halla en expansión. Sin embargo, la misma oculta un debate político que consiste en cuál es el sentido de dicha expansión y a quiénes beneficia la misma.
Mientras la vieja historia de lo hechos se conservaba aún presente, se iban desarrollando progresivamente en Francia dos corrientes que aunque se diferenciaban entre sí, cooperaban y estaban fundadas en una misma acepción de las falsas evidencias del discurso histórico y de las reglas sociales de funcionamiento de la instalación de la historia. Ambas reproducían una concepción de los mecanismos históricos que descansaba sobre la continuidad lenta y sobre procesos externos al movimiento activo de las masas.
- La “Nueva Historia”, de la cual sirvieron de manifiesto los volúmenes de Pierre Nora y de Jacques Le Goff, que intenta ser atractiva y plantea una apertura a todos los problemas del hombre, mentalidades, técnicas, vida y muerte. El tejido de la historia estaría conformado, en este caso, por la “larga duración”.
- La Historia universitaria marxista, que se sustenta en el prestigio y en los medios materiales de la historia académica soviética, así como en las posiciones ganadas desde 1968 por el partido comunista en las estructuras universitarias y académicas del saber histórico en Francia. El tejido de la historia estaría conformado por el lento empuje de las fuerzas productivas entrando con contradicción con las relaciones de producción.
Chesneaux critica ambas concepciones de los mecanismos históricos, pues dan como resultado desposeer a las masas populares de su historia, debido a que se reserva su estudio para especialistas y porque se introduce la duda respecto de su capacidad para “hacer la historia”. En consecuencia, tantos los integrantes de la “Nueva Historia”, lo de la vieja historia como los marxistas académicos ignoran la relación primordial entre saber histórico y práctica social.

Capítulo 2

1-¿Puede la historia ser un instrumento de poder de la clase dirigente? ¿Cómo?

Chesneaux considera que la historia indudablemente puede ser utilizada como un instrumento de poder de las clases dirigentes y hegemónicas, que controlan el pasado al nivel de la política práctica y de la ideología, organizándolo y conformando su imagen en función de sus intereses políticos e ideológicos a fin de conservar su poder.
En consecuencia, las clases dirigentes suelen aludir al pasado de una forma explícita: la tradición, incluidas en sus componentes culturales específicas la continuidad, la historia, son tomadas como fundamento de su principio de dominación, con la intención de reforzar el prestigio o la autoridad de la figura o la institución dominante.
Asimismo, en algunas ocasiones, se utiliza al pasado de una forma implícita. De esta manera, se emplea a la historia para legitimar y justificar el orden establecido por la clase dirigente y sus intereses por el rodeo de la ideología difusa: manuales escolares, filmes y televisión.
No obstante, el estado interviene más directa y concretamente con el objetivo de mitificar el pasado y poner a su disposición la memoria popular a través de los aniversarios de estado, las fiestas nacionales y las conmemoraciones.
Tanto los aniversarios como las conmemoraciones funcionan siempre de la misma forma: patronato oficial, estatal, de una celebración histórica; espectáculos de masas con regocijos populares; estructuración de un hecho pasado en función de la ideología hegemónica; ocultación de los aspectos no oficiales del hecho escogido, fundamentalmente, de los infortunios y de las luchas de las masas populares.

2-¿Cuál es para Chesneaux uno de los procedimientos más efectivos por parte del poder para controlar el pasado?


Chesneaux sostiene que el poder funda su práctica política, su decisión, sus opciones, en el pasado, principalmente sobre un pasado inmediato, mediante la policía, sus oficinas de investigación y sus informes administrativos, con el objetivo de poder controlar el pasado de una forma directa, activa y eficaz. En consecuencia, se trata de una “Historia inmediata” de estado, que actúa en secreto, tanto para recolectar sus materiales como para emplearlos. Esta historia activa, que funciona a servicio puramente exclusivo del poder, está fundada sobre la relación presente-pasado.
Asimismo, el poder del estado controla también el conocimiento del pasado en la fuente, los documentos que son en su mayoría de origen estatal o paraestatal, con lo cual el territorio del historiador se encuentra sumamente limitado y censurado. Este control del pasado y de la memoria colectiva, realizado por el aparato del estado sobre las fuentes, en muchas ocasiones tiene el carácter de una retención en las fuentes tales como archivos guardados en secreto o la destrucción de algunos materiales que pueden comprometer y perjudicar a la clases dirigentes. En efecto, la ocultación es uno de los mecanismos más utilizados por el poder para controlar el pasado debido que este molesta a quienes se preocupan por conservar su poder particular.
Chesneaux afirma que el deseo por controlar el pasado es un fenómeno común que está presente en todas las sociedades de clases. Sin embargo, el mismo es empleado y aplicado de forma diferente en función del modo de producción dominante de cada sociedad.

Capítulo 5

1-A partir de la definición de la historia como activa con el pasado, ¿qué significa “desenrollar la bobina al revés”?

Esta frase de Bloch implica la definición de la historia como una relación activa con el pasado, en la que partiendo de lo conocido -el presente, la experiencia cotidiana vivida que tiene un valor irremplazable- se puede comprender el pasado, que es tributario del mundo en que vivimos. Así, el presente tiene un papel fecundante y estimulante que permite agudizar la sensibilidad histórica, y la reflexión histórica tiene un carácter regresivo: parte de lo mejor conocido a lo más oscuro, en el sentido inverso del fluir del tiempo, puesto que funciona a partir del presente.

2-¿Por qué para Chesneaux no basta decir que el presente ayuda a comprender el pasado? ¿Qué quiere significar el autor cuando expresa “invertir la relación pasado-presente es también, con bastante frecuencia, invertir los signos, trastocar los convenios corrientes sobre la significación y el alcance de tal hecho”?

Porque según Chesneaux, que el objetivo de la historia sea sólo comprender el pasado por el presente implica que el recurso al presente no sea más que un artificio pedagógico, un truco de trabajo que no resulta suficiente para invertir la relación pasado→presente. Para lograr esto es necesario que el presente tenga una primacía sobre el pasado, y el autor afirma esto porque considera que la preponderancia está fundada sobre la capacidad del presente de imponer y cambiar el mundo, y la finalidad del saber histórico es precisamente la práctica activa y la lucha (es decir, la función de la historia es aumentar el dominio sobre la sociedad del presente, lo cual da sentido su otra función, permitir comprender la sociedad del pasado). Así, el pasado deja de mandar al presente y pasa a estar al servicio de este en una relación con carácter operatorio: importa la aptitud que tenga para responder a las exigencias actuales en la lucha, a la que refuerza y clarifica; el vínculo con le pasado permite vivir más intensamente el presente.
De manera que el paso de una relación pasado→presente (relación fundada en el ocultamiento y la compartimentación) a una relación presente→pasado (relación explícita y politizada) puede significar una inversión en los signos y los convenios corrientes sobre la significación y el alcance de un hecho, pues mediante el rewriting se presentan hechos bajo una nueva perspectiva, hecho nuevos que habían estado ocultos hasta entonces por la historia oficial.


Ahora señalemos aquellos puntos en los que los postulados de Chesneaux contrastan con los elaborados por Bloch en su estudio de Apología para la Historia.

1)
Según Chesneaux el conocimiento histórico es activo: en la priorización del presente el pasado resulta importante en función del futuro; la relación activa con el pasado tiene un carácter operatorio. El conocimiento intelectual no es independiente de la vida social; afirmarlo es intelectualismo.

Bloch plantea dos dimensiones separadas de la historia: utilidad (hay un sentido pragmático) y la legitimidad (sentido intelectual). La historia se legitima más allá de su utilidad, y el valor de una investigación no puede medirse según su aptitud para servir a la acción.

2)
Para Chesneaux hay una relación fundamental entre el saber histórico y la práctica social, lo que significa que la historia no es neutral; no hay objetividad. Asimismo, este conocimiento activo vinculado a las luchas implica que no haya un rechazo hacia la actitud que juzga en relación con la historia.

De acuerdo a Bloch, ante la pregunta de si se debe juzgar o comprender, la respuesta es comprender abandonando la postura que juzga, la cual «no tiene razón de ser sino como preparación de un acto»

3)
Chesneaux plantea la prioridad del presente, que es el que plantea las cuestiones y hace las conmitaciones, y es el que permite cambiar el mundo.

Bloch plantea la importancia del presente para comprender al pasado, con lo cual el objeto de la historia sigue siendo el conocimiento del pasado.
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