"El conocimiento del pasado nos sirve para comprender mejor nuestro presente". Blog personal que busca referirse sobre la actualidad de la disciplina histórica como asi tambien de divulgación histórica sobre acontecimientos, hechos y personajes de la historia argentina y del mundo, a lo largo de los siglos.

Apología para la historia - Marc Bloch

Capítulo 1

1. ¿Cómo aborda M. Bloch el tema de “para qué sirve la historia”?

Bloch plantea el problema sobre la utilidad de la historia mediante la pregunta de un niño dirigida a su padre, «papá, explícame para qué sirve la historia», con la que se plantea el problema de la legitimidad de esta disciplina. Marc Bloch plantea que en principio, antes que el deseo de conocimiento y que la pretensión de constituirse como obra científica conciente de sus fines, la historia produce una atracción: distrae y produce placer. Sin embargo, este atractivo no basta para justificarla y legitimar el esfuerzo intelectual que requiere.
Se plantean dos dimensiones fundamentales en la concepción de la historia: su legitimidad (vinculada al plano cognoscitivo e intelectual) y su utilidad.

La utilidad, vinculada en el sentido pragmático con el provecho en la confrontación política y social, se relaciona con la tendencia a buscar en la historia una guía para la acción. Bloch postula que el valor de una investigación no se mide, al contrario de lo que postulaban los positivistas, según su capacidad de servir a la acción, y que, por lo tanto, este sentido pragmático de la historia no puede confundirse con su sentido propiamente intelectual, que es el vinculado con la legitimidad: la historia se legitima más allá de su utilidad, en función de su rigurosidad y su capacidad de establecer relaciones explicativas entre fenómenos para comprenderlos mediante una clasificación racional y una inteligibilidad progresiva, que le permitan constituirse así como disciplina científica.

2. ¿A qué se refiere el autor cuando plantea que en las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo XX las generaciones “han vivido como alucinadas por una imagen demasiado rígida” refiriéndose a las ciencias? ¿Qué tendencias opuestas se desarrollaron a partir de estas opiniones?

Bloch se refiere a que en la concepción positivista de las ciencias del mundo físico se considera que todo puede formularse en leyes universales por medio de demostraciones irrefutables.

Aplicada a análisis histórico, las tendencias opuestas que se desarrollaron fueron:
a. la posición de la escuela sociológica fundada por Durkheim, que creyó posible instituir una ciencia de la evolución humana conforme al ideal positivista. En su esfuerzo por sistematizar, muchas veces debió dejar de lado efectos del conocimiento de realidades humanas que resultaban rebeldes al saber racional, que identificaron con el acontecimiento. Aportaron mayor profundidad al análisis y al enfoque de los problemas.
b. La posición del historicismo clásico o historia historizante, que no lograron insertar la historia en los marcos del legalismo físico. Tenían una preocupación archivística documental y consideraban que la historia no ofrecía conclusiones seguras en el presente ni perspectiva en el futuro. Negó el conocimiento científico y se enfocó en lo particular.

En la época en que Bloch escribió su Introducción a la historia, ante la importancia de teorías como la teoría cinética del gas, la mecánica einsteniana y la teoría de los quanta, se alteró la noción de ciencia: se aceptó el hacer de la certidumbre y del universalismo cuestión de grados y no se consideró necesario tratar de imponer a todos los objetos del saber un modelo intelectual uniforme, tomado de las ciencias de la naturaleza física, porque en las mismas ciencias físicas este modelo no se aplicaba por completo.

3. ¿Es la historia la ciencia del pasado? ¿Por qué? ¿Cuál es el objeto de la historia para Marc Bloch?

No, porque el pasado, constituido por una serie de fenómenos no contemporáneos al historiador que no suelen tener un carácter común, sin delimitación previa, no puede ser objeto de un conocimiento racional y constituir una ciencia. No basta con contar acontecimientos sólo unidos entre sí por la circunstancia de haberse producido aproximadamente en el mismo momento: de los múltiples acontecimientos pasados interesan al historiador sólo aquellos que se unen a sus preocupaciones específicas en función de la historia problemática que se realiza. La historia estudia la obra de los hombres; es la ciencia de los hombres en el tiempo:

... la historia quiere aprehender a los hombres. Quien no lo logre no pasará jamás, en el mejor de los casos, de ser un obrero manual de la erudición. Allí donde huele la carne humana, sabe que está su presa. (Bloch, p.25)


4. ¿Cómo explica el autor el tiempo histórico?

Marc Bloch explica el tiempo histórico como una «realidad concreta y viva abandonada a su impulso inevitable, es el plasma mismo en que se bañan los fenómenos y algo así como el lugar de su inteligibilidad» (p.26).

Esto se contrapone a las disciplinas en las que no es más que una medida dividida en fragmentos artificialmente homogéneos, pues el tiempo histórico va más allá de lo cronológico y meramente acontecimental: se busca romper con el tiempo histórico unilineal sostenido en la idea de progreso que planteaba ausencia de rupturas. Así, el tiempo histórico tiene dos atribuciones: continuidad y ruptura, es un continuo y está sometido al cambio permanente.


5. ¿Cómo analiza Bloch el tema de orígenes – principios – causas en el desarrollo del pensamiento histórico?

Bloch explica que los orígenes son comúnmente considerados como un comienzo que basta para explicar lo más próximo por lo más lejano. Pueden distinguirse dos sentidos:

- El origen como “principios”, comienzos cronológicos, en donde la obsesión por los orígenes da lugar principalmente a una historia centrada en los nacimientos (los principios) en la que el pasado cumple un papel legitimador o censor del presente, y no sólo busca explicarlo; lo que implica un intento de enjuiciar y juzgar.
- El origen como las “causas” que constituyen una razón explicativa, en las que al estudio de la actividad humana amenaza el error de confundir la filiación con la explicación: se reduce la explicación a un origen, que es generalmente tranquilizador y monocausal, y está vinculado a la concepción historicista de la historia.
Bloch concluye postulando que «un fenómeno histórico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento», de su contexto.

6. ¿Es el historiador un anticuario? ¿Por qué? ¿Cómo analiza el autor la problemática de comprender el presente por el pasado y comprender el pasado por el presente?

El historiador no es un anticuario, porque no limita su campo de estudio al pasado, sino que estudia también el presente a fin de comprender el pasado, estudia lo viviente. Esto ocurre porque hay una solidaridad de edades en la que la inteligibilidad del presente depende del pasado, y la del pasado, del presente.

La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es, quizás, menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente. (p.38)

Bloch analiza esta problemática planteando en principio que postular la autointeligibilidad del presente supone establecer un cambio rápido y total, olvidando la fuerza de inercia propia de las creaciones sociales y la continuidad del tiempo histórico. Tampoco se puede explicar a una sociedad por el momento inmediatamente anterior al que vive (dado que hay una transferencia de pensamiento entre generaciones muy alejadas, que se manifiesta más claramente en las transferencias facilitadas por escritos, que constituyen a continuidad de una civilización), ni por los movimientos de ideas o sensibilidad más cercanos en el tiempo. Hay una crítica a la historia que se limita a la corta duración: no alcanza con estudiar las reacciones de los hombres frente a las circunstancias particulares de un momento, es preciso estudiar al pasado (en la larga duración) para comprender al presente -pero sin pretender realizar una justificación del mismo-, dado que la ignorancia del pasado compromete el conocimiento del presente y la misma acción:

Una experiencia única es siempre impotente para discriminar sus propios factores y, por lo tanto, para suministrar su propia interpretación. (p. 37)

Es preciso partir del conocimiento del presente para comprender el pasado, porque la observación voluntaria y controlada de lo cotidiano da los elementos que sirven para reconstruir el pasado. Bloch recomienda partir de lo mejor conocido a lo más oscuro, del análisis de hoy, a fin de obtener perspectivas de conjunto que no se obtienen a partir del análisis mecánico de atrás para adelante. De esta manera, la ciencia de los hombres en el tiempo llamada historia aúna el «estudio de los muertos con el de los vivos» en una interdisciplinariedad donde se pretende lograr una historia universal.

Capítulo 2


1. ¿Qué quiere decir M. Bloch cuando plantea que el investigador del presente no goza de mayores privilegios que el historiador del pasado? ¿Es para el autor la observación del pasado totalmente “indirecta”? ¿Por qué?

Quiere decir que así como el historiador del pasado tiene un conocimiento indirecto porque se encuentra imposibilitado de comprobar por sí mismo los hechos que estudia y debe recurrir a testimonios de terceros, el investigador del presente elabora su información sobre cosas vistas por otros: los interlocutores en base a los que se realizan las preguntas y se anotan las respuestas son los sujetos de la experiencia del investigador, que no percibe más que un pequeño sector de los que estudia – que está limitado por sus sentidos y su facultad de atención, así como recurre a los testimonios de otros testigos, por lo demás, parciales- para extraer gran parte de la sustancia de investigación.

Para Bloch la observación del pasado no es totalmente indirecta, porque ese término se limita a indicar la presencia de un intermediario, y hay casos en los que el autor se encuentra frente a una fuente arqueológica o realidades semejantes, y con la inducción y las técnicas adecuadas, puede explotarlas con un esfuerzo de la inteligencia personal y sin recurrir a terceros: «el simple razonamiento que excluye toda posibilidad de una explicación diferente y nos permite pasar del objeto verdaderamente comprobado al hecho del que ese objeto aporta la prueba [...] no exige la interposición de otro observador». (p.45)

2. ¿Cuáles son las particularidades de la observación histórica?

La observación histórica consiste mayoritariamente en un conocimiento por huellas, es decir, todo lo dejado por los hombres en el tiempo, la marca que deja un fenómeno y nuestros sentidos pueden percibir.
Los hechos humanos pasados escapan a la posibilidad de una reproducción o de una orientación voluntarias, a diferencia de disciplinas como la física donde se puede provocar la aparición de huellas.
Cuando el historiador estudia fenómenos del presente o el pasado inmediato, puede hacer que algunas huellas vuelvan a existir mediante a los informes de testigos, que sin embargo no siempre están disponibles. Cualquiera sea la edad de la humanidad que se estudie, los métodos de observación se hacen casi con uniformidad sobre rastros.
Hay una perfectibilidad constante del conocimiento del pasado por el surgimiento de nuevos procedimientos de investigación. Hubo avances en la capacidad de análisis y las técnicas debido a la mejora en las herramientas del explorador.

A pesar de eso, no todas las huellas se presentan fácilmente: «Los exploradores del pasado no son hombres totalmente libres. El pasado es su tirano y les prohíbe que sepan de él lo que él mismo no les entrega, científicamente o no» (p.50), y por eso, si o hay indicios a los que recurrir, muchas veces es imposible evitar la ignorancia sobre determinados temas.
El historiador estudia testimonios voluntarios e involuntarios. Los primeros eran fuentes narrativas que consistían en relatos deliberadamente dedicados a la información de los lectores que proporcionan un encuadre cronológico casi normal y seguido. Los segundos, en cambio, no tenían que ver con la preocupación de instruir a la opinión, y aunque no están exentos de errores o mentiras, no fueron concebidas en función de la posteridad.

3. ¿Qué entiende Bloch por “indicios”?

Los indicios son fuentes no voluntarias que no fueron concebidas para la posteridad y para instruir la opinión. Permiten suplir las narraciones cuando no las hay o controlarlas si su veracidad es sospechosa.

4. ¿Cuál es la primera necesidad de toda búsqueda histórica? Analice la siguiente afirmación: “No se puede dar peor consejo a un principiante que el de que espere, en actitud de aparente sumisión, la inspiración del documento”?

La primera necesidad de la búsqueda histórica es el establecimiento de un cuestionario realizado al pasado estudiado con una actitud problemática no contemplativa, dado que según Bloch «...los textos, o los documentos arqueológicos, aún los más claros en apariencia y los más complaciente, no hablan sino cuando se sabe interrogarlos».
No se puede dar ese concejo porque la observación pasiva no reditúa frutos: el historiador no recurre a los documentos, los lee, determina su veracidad y autenticidad y a partir de ello deduce sus consecuencias; el cuestionario preexiste y en la investigación la encuesta ya tiene una duración determinada por la inteligencia. Existe una historia problema en donde:

La facultad de escoger es necesaria, pero tiene que ser extremadamente flexible, susceptible de recoger, en medio del camino, multitud de nuevos aspectos, abierta gracias a todas las sorpresas, de modo que pueda atraer desde el comienzo todas las limaduras del documento, como un imán. (p.55)

En esta historia problema se debe dar en el marco de una multidisciplinariedad que incluya el trabajo en equipo y el empleo de diversas técnicas para el estudio de los testimonios materiales dispares, en pos de la elucidación de un tema único.

5. ¿Qué tipo de obstáculos observa Bloch para la trasmisión de los testimonios en las sociedades a lo largo del tiempo?

No hay una organización racional para la trasmisión de testimonios en las sociedades, con lo cual la conservación o pérdida de archivos depende de causas humanas, el azar y fuerzas históricas de carácter general, entre las que se encuentran las catástrofes (que ocasionan la pérdida de documentos y monumentos, pero a menudo son favorables al investigador, pues «son las revoluciones las que fuerzan las puertas de las cajas fuertes y obligando a huir a los ministros no les dejan tiempo de quemar sus notas secretas.»), el clima, la negligencia, y la pasión del secreto que se vincula con intereses particulares.
Dice Bloch que:

Así seguirá ocurriendo [la pérdida de testimonios, especialmente los involuntarios] mientras las sociedades no organicen racionalmente, con su memoria, su conocimiento propio, renunciando a dejar este cuidado a sus propias tragedias. No lo lograrán sin o luchando cuerpo a cuerpo con los dos principales responsables del olvido y la ignorancia: la negligencia, que extravía los documentos, y, más peligrosa todavía, la pasión del secreto –secreto diplomático, secreto de los negocios, secreto de las familias-, que los esconde o destruye. (p.62)

Capítulo 4

1. ¿Es correcta para el autor la pregunta ‘juzgar o comprender’ para ser planteada al historiador? ¿Cuál es la respuesta?

Para Bloch esa pregunta sí tiene sentido, en la medida en que plantea el problema de la imparcialidad histórica, en la que existen dos maneras de ser imparcial: la del juez y la del sabio, que tienen una raíz común en la búsqueda de la verdad y el camino de observación y explicación que recorren vinculándose con testimonios. Juez y sabio se diferencian en su actitud luego de la explicación: el juez después de conocer los hechos dicta sentencia, juzga, realiza un juicio de valor que «no tiene razón de ser sino como preparación de un acto, y sólo posee sentido en relación con un sistema de relaciones morales deliberadamente aceptadas.» (p.109) El sabio, en cambio, debe procurar limitarse a observar y explicar y evitar juzgar, porque está situado en un contexto histórico diferente del momento en que ocurrió el hecho observado, y «allí donde los ideales comunes difieren profundamente de los nuestros, ya no queda más que un problema».
Bloch propone abandonar el antropocentrismo del bien y el mal y la postura de juzga, procurando comprender, explicar, sin que ello signifique justificar lo ocurrido.

2. ¿A qué se refiere M. Bloch cuando dice “La ciencia no descompone lo real sino para mejor observarlo, gracias a un juego de luces cruzadas, cuyos rasgos se combinan y se interpenetran constantemente. El peligro empieza, únicamente, cuando cada proyector pretende verlo todo él sólo.”?

Se refiere a la necesidad de la historia de abordar con un enfoque multidisciplinario su estudio de las conciencias humanas, donde «las conexiones que se ligan a través de ellas, las contaminaciones, hasta las confusiones de las cuales son la base, constituyen, a sus ojos, la realidad misma» (p.117), y de los individuos en sociedad, donde «la civilización no tiene nada de rompecabezas mecánicamente ajustado», con lo cual el conocimiento de los fragmentos estudiados, cada uno por sí sólo, no puede dar el conocimiento del conjunto ni el de los fragmentos mismos.
Para esto, según Bloch, primero se debe realizar un análisis centrando el estudio de la sociedad en uno de sus aspectos particulares o de los problemas precisos que plantea alguno de esos aspectos. De esta manera los problemas serán mejor planteados y habrá mayor claridad e los hechos de contacto e intercambio, y luego se podrá proceder al trabajo de recomposición, que es la prolongación del análisis.


3. Puntualicemos las ideas principales que desarrolla el autor a partir del subtítulo “La nomenclatura”.

· Un buen análisis requiere de un vocabulario técnico o epistemológico, un lenguaje capaz de dibujar con precisión el contorno de los hechos y que, conservando la flexibilidad necesaria para adaptarse progresivamente a los descubrimientos, no tenga fluctuaciones ni equívocos.

· La historia no dispone, como otras ciencias, de un sistema de símbolos aparte de todo idioma nacional: recibe la mayor parte de su vocabulario del lenguaje conformado por los hombres, que «para dar nombres a sus actos, a sus creencias y a los diversos aspectos de su vida en sociedad, [...] no han esperado verlos convertirse en el objeto de una investigación desinteresada» (p.122) Estas prestaciones carecen de unidad, pues provienen de una época diferente y son usadas por de acuerdo a las categorías del tiempo del historiador.

· Dos orientaciones dividen el lenguaje de la historia: el cambio de las cosas no se acompaña necesariamente de cambios paralelos en los nombres, y hay una variación de los nombres, en el tiempo o en el espacio, con independencia de cualquier variación en las cosas por causas propias de la evolución del lenguaje o por las condiciones sociales que se oponen al establecimiento o al mantenimiento de un vocabulario uniforme. Esto genera problemas en el objetivo esencial del historiador, que es «restituir las relaciones profundas de los hechos expresándolos por medio de una nomenclatura apropiada.» (p. 127)
 Para establecer las líneas de clasificación no basta con la nomenclatura proporcionada por los documentos, pues el vocabulario de éstos no es más que un testimonio imperfecto y sujeto a crítica. Tampoco se puede imponer una nomenclatura al pasado si su fin o resultado es deducir sus categorías a las del tiempo del historiador. Y como no alcanza con el estudio de la etimología de una palabra, porque el término está desgastado por el tiempo y se debe intentar precisarlo en su contexto, Bloch propone recurrir a la lingüística, que realizó avances en torno a la semántica histórica, que realiza la investigación de un sistema de significados de un texto dado en función de la historia de un contexto determinado.

· El tiempo humano es rebelde a la implacable uniformidad y al fraccionamiento rígido, y necesito medidas concordes con la variabilidad de su ritmo La clasificación cronológica por siglos no necesariamente coincide con los desarrollos de puntos críticos de la evolución humana, por lo que conviene, en el estudio de cadenas de fenómenos emparentados, establecer los períodos en función a los fenómenos mismos, es decir, adaptando la medida a la naturaleza de cada tipo de fenómeno y no limitándose con un fechaje final que corre el riesgo de no ser riguroso y tener falsa exactitud. En la caracterización de las etapas sucesivas de la evolución social considerada en su integridad, Bloch propone clasificar de acuerdo al desarrollo de las generaciones y civilizaciones. Las generaciones, que están formadas cada una de ellas por una «comunidad de huellas proveniente de una comunidad de edades», se superponen en el tiempo histórico al que pertenecen y pueden ser contradictorias. Ocupan un período relativamente corto del tiempo, mientras que las fases más largas son las de civilizaciones.

4. ¿Puede ser la relación causal una herramienta del conocimiento histórico? ¿De qué manera?

Sí, mediante el empleo de una conciencia crítica en donde no se subordine la explicación de un hecho a un monismo causal ni se lo reduzca a un problema de motivos. En la explicación histórica hay que contemplar una multiplicidad de causas, haces de ondas causales que se buscan (y no se postulan), y que son opuestas a la idea de una causa por excelencia –en la que generalmente se evidencia la «manía de enjuiciar».
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